bebe

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Ser madre es un aluvión de cambios, una etapa diferente, algo que te transforma la vida.

Sin embargo, hay muchas cosas que se callan, por aquello de no agobiar a la futura mamá, esa mamá que en muchos casos desconoce aspectos importantes que vivirá y que cuando se le presentan, su cara de póker unida al ¿Y esto porqué no me lo dijo nadie?, son un poema en toda regla…

Por eso yo, altruista y sabedora de lo necesario que es saber, te muestro algunas cositas que quizás no sepas:

1. La maternidad te llevará posiblemente a vivir las mayores incoherencias de tu vida. Habrá días que reces porque el bebé deje de serlo y tu vuelvas a recuperar tu vida y a dormir de un tirón, y otros que desees con todas tus fuerzas que siga siendo un bebé gordito y adorable forever.

2.Te preguntarás en alguna que otra ocasión si merecía la pena, si quizás deberías haber esperado un poco, si la opción madre está en tu panel de control o si con uno bastaba. No te sientas culpable, esos pensamientos fruto del estrés y la falta de descanso son normales.

3.Las primeras semanas son MUY duras. Lejos de la idílica imagen de mujer plena con camisón de raso y sonrisa profiden, posiblemente estés hecha polvo físicamente, te veas aún con barriga de embarazada sin estarlo (y blandita), no pegues un ojico, las hormonas te llevan por la mala vida y no sepas por dónde te viene tanto lío.

4. La coquetería pasará a un segundo plano durante unas semanas, meses, ¿años?. Depende de lo entregada que estes a tu físico y a verte bien frente a ese chivato inmundo que es el espejo, que además el tuyo igual que el mío, engorda y con un juego de luces poco favorecedor, muestra aspectos de tu piel, totalmente inciertos. Volver, volveras…o no. Serán nuevos retos que nunca te habías planteado, como pintarte las uñas….

5. La lactancia no es fácil. Es lo mejor que hay para tu recuperación y el mejor regalo que le darás a tu hijo, pero hasta que tus senos se adapten a ser biberones a destajo, te costará. Es molesto al principio y muy raro. Pero resiste, merece la pena.

6. Tu pareja no atravesará por su mejor momento. Son muchos los mitos falsos al respecto y muchos los errores que se comenten tras la falsa creencia de que el nacimiento de un hijo “une”. Lejos de la realidad, cuando un niño nace, la pareja se resiente, las necesidades de la madre cambian, el área sexual al principio cuesta, ya sea por la aún necesaria recuperación física de la mamá y/o por el enorme cansancio que baja la líbido a niveles del subsuelo. El caso es que hay que estar muy unidos, conocerse muy bien y tener unos buenos y robustos pilares, para que la relación de pareja no se dañe. Ya nunca estaréis solos…

7. Ya no mirarás los escaparates de ropa. Parece una tontería superflua, pero no lo es. Y te das cuenta de lo importante que es, cuando vas a echar mano a tu armario y lo más moderno es de hace tres años. El que tu pequeño vaya a la última y no le falte detalle será a costa de tu repertor22ddf28718be27cce2242d11160fe822io de prendas.

8. Te sentirás incapaz. En más de una ocasión llorarás como una enana, pensando que no serás capaz de criar y educar a esa criatura, y además hacerlo bien. Ni caso. Tu pepito grillo está por incordiarte.

9. La conciliación de tu profesional con la maternidad, es un timo. Así tal cual. No será fácil durante al menos el primer año, y nada económico si no tienes una madre o suegra que te salven el pellejo. El sacaleches será tu mejor aliado cuando te reincorpores al curro. NO le tengas miedo ni te frustres, posiblemente también habrá alguna sesión de llanto y chirriar de dientes porque no sale nada de leche después de una eternidad. Le cogerás el truco.

10. Ya nunca serás la misma. Después de ser mamá, descubrirás el significado de la palabra paciencia, sabrás lo que es amar por encima de todas las cosas y sin condiciones, descubrirás lo creativa que puedes llegar a ser, te verás a ti misma tirada en el suelo jugando como una niña, escondiendote detras de un trapo de cocina como si fuese el mayor truco de magia de la historia y riendo a carcajada limpia, solo porque su risa es tan contagiosa que no puedes evitarlo. Tararearás canciones infantiles, repetirás mamá-papá con cara de tonta y de manera automática, casi como Forrest Gump. Y si no haces nada de esto, si sigues siendo la misma perfeccionista, cara de acelga y rígida que eras antes de dar a luz, tú te lo pierdes. Tienes ante tí a un pequeño buda, que ha venido para enseñarte, para que re- aprendas todo aquello valioso que ya sabias cuando eras niña y perdiste en el paso a la etapa adulta. No pierdas la oportunidad de ser tu mejor versión, de ser mejor persona en definitiva, tras la experiencia de la maternidad.

Y recuerda que…“Todo pasa, todo llega…”.

¿Te sientes identificada?

Besos

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                                      Sara


Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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