Tras la dulce espera, el miedo al parto y la ilusión de verle la carita, en muchos casos, lo que acontece no es tan bonito. Muchas madres primerizas (entre un 70-80%) sufren lo que se conoce como el Síndrome de Baby Blues o Maternity Blues. Este consiste en una caída fulminante del estado de ánimo, cursado con irritabilidad, tristeza, apatía, falta de apetito, susceptibilidad y llanto descontrolado. Estos síntomas aparecen con más fuerza, cuando la mujer se siente cansada o ansiosa.
Los factores que contribuyen a este síndrome, son principalmente la descompensación bioquímica de hormonas, que se produce en el cerebro tras el parto (subida de progesterona y estrógenos para la lactancia), que afectan a los niveles de serotonina, responsables de nuestro estado de ánimo. Eso unido a la experiencia, tan agotadora de dar a luz, y del reto nuevo y caótico de ser madre (falta de sueño, visitas, desconocimiento), puede originar este síndrome, que aparece o inmediatamente tras dar a luz, o en las horas posteriores y suele tener una duración de entre dos y tres semanas. Este síndrome es normal, y es importante apoyar a la reciente mamá, dándole mucho cariño y ayudándole en la medida de lo posible para que pueda descansar. La agotadora tarea de la lactancia a demanda y el nuevo rol de la mujer como madre, hacen en muchos casos, que se sienta descolocada, frustrada y que no encaja en la expectativas de la maternidad.
Ante los síntomas de este síndrome, la gente en muchos casos, no entenderá las razones y te dirán cosas como: Pero si tienes un bebé precioso, todo ha salido muy bien, esto es lo más maravilloso que una mujer puede experimentar… y así un largo etcétera, que no hará más que empeorar los síntomas de la mujer y además, aparecerá la culpabilidad, por no sentirse como se supone que debería sentirse. La pregunta fatal es…¿Estás contenta…?
Los síntomas son transitorios y remiten poco a poco en unas tres semanas como máximo, no requiriendo tratamiento de ningún tipo. El apoyo del padre, será fundamental para la remisión de los síntomas.
El Baby Blues, es una fina línea que separa la tristeza y descontrol normales de la depresión posparto, más grave y disfuncional. Si este estado de ánimo se enquista y dura más de tres semanas, hay que ponerle remedio y acudir a un profesional de la salud mental. Por eso, es tan importante, no dejar que se agrave y dure más de lo previsto. La depresión posparto, aparece en el primer año tras el nacimiento y pueden afectar gravemente al desempeño de los cuidados del pequeño.
1 comentario
Praaz · 14 febrero, 2016 a las 22:13
Para cuando un pemsiro por paternidad en condiciones, df3nde este1 las presuntas leyes de igualdad?. Los hijos tambie9n tienen el derecho a ser criados por los dos progenitores en sus primeros dedas, este1 me1s que demostrado que eso ayuda al desarrolo de los menores y afianza la union de las familias. Para cuando una real conciliacif3n entre trabajo y familia. Los esclavos en Roma tenedan a sus hijos al lado mientras trabajaban, ahora ni eso.