EMOTI

Tod@s hemos experimentado esa sensación, cercana a la emoción tristeza o  incluso a la ira.

La decepción, surge de una expectativa frustrada. Podemos esperar un resultado, que finalmente, no llega.  Algo, por lo que hemos luchado y nos hemos dejado la piel, pero que cuando llega el momento, no conseguimos. Puede venir de una persona. Esa persona en la que confiábamos, que no nos responde como nosotros esperábamos. Quizá nos traicione o quizá no sea necesario, solamente no se comporte de la manera que creímos que lo haría.

La decepción, forma parte de la vida. Pero está claro, que podemos controlar su intensidad y la manera en la que nos afecta. Para aquellos que trabajen a conciencia y con mucho esfuerzo, puede que lleguen casi a eliminarla, usando los errores o experiencias fallidas como aprendizaje. Pero no creo que se pueda exterminar del todo. Yo sufro decepciones, pero cada vez me afectan menos y me levanto casi al instante. No es magia, ni soy ninguna gurú de nada. Pero si algo he sido, es experta en decepciones. Decepciones por no conseguir retos que me proponía, decepciones con amistades de las que esperaba mucho y luego no obtenía nada. Decepciones del azar, de vivencias que considere injustas y que cambiaron mi vida. Por eso ahora, en mi nueva manera de enfocar la vida, no dejo que el sabor agridulce me amargue el día (al menos, no todo el día) y sobre todo, no me permito que esos sinsabores, me alejen de mi objetivo, ni de mi pasión por la vida.

Si te sirve de algo, me gustaría compartir contigo algunas ideas, para que las decepciones no te hundan.

  1. La decepción no depende de los demás, ni de los acontecimientos en sí mismos. Dependen de TI. Del valor que les des, de la importancia que les concedas a las cosas que te pasan o a los contratiempos con la gente.VASO
  2. Relativiza. Pongamos que la situación es realmente frustrante, o dura para ti. De nada vale repetir el mantra “no es justo”, aunque no lo sea, realmente es lo que hay. Llora, patalea y ventílate emocionalmente. Es normal. No se trata de ser una sonrisa con patas SIEMPRE. La clave está, en no revolcarse. Pasado el desasosiego inicial, respira, coge distancia de la situación y piensa ¿es realmente tan grave? ¿Qué opciones tienes? Tomate tu tiempo y actúa. A veces se cierra una puerta, pero se abre una ventana…

 

3. Sé optimista. Cuando uno está decepcionado, esto es complicado. Pero una vez la patata caliente se enfríe, piensa en el lado positivo. TODO tiene un lado positivo. Búscalo. Y si no lo encuentras, invéntalo.

4.  Si la decepción es originada por un amigo, valora, si realmente has esperado demasiado de esa persona. A veces, caemos en la trampa de nuestro ego. Creemos que tod@s piensan en nosotros y nos tienen como prioridad. Pero querido amigo, tengo malas noticias. Eso, casi nunca es así. Yo aplico el “no esperes nada de nadie y así, mis decepciones son menores. Esta postura es criticable. Lo entiendo. Pero no se trata de volverte gris, ni volverte frio. Se trata de ir a lo tuyo y permitir y aceptar, que los demás también lo hagan. Si tienes que ofrecer tu ayuda, házlo. Pero no esperes lo mismo a cambio. Te frustrarás.

5. No te montes castillos en el aire. Yo hace tiempo que deje de hacerlo. Y mi vida cambio de manera importante, en cuanto a la frustración. Si tienes algún proyecto, idea, esperanza…si has oído sonar tambores, se cauteloso. Ante todo, se humilde. Si sale bien ¡genial! Pero si no, no pasa nada. Si te pasa como en el cuento de la lechera lo pasaras muy mal, si el cántaro se hace añicos.

lechera

La decepción, en su grado intenso, es una señal, de que algo de los anteriores pasos, no lo hiciste. Espero que te sean de utilidad.

¿Cuál ha sido tu mayor decepción y como la afrontaste?


Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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