Aventuras y desventuras de una madre primeriza en apuros, volumen V

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Hoy me toca hablarles del tema guardería, perdón, ya no se llama así, ahora se le denomina Centro de Educación Infantil, por aquello de que ya no se limitan a “guardar”, sino que los entrenan y estimulan cognitivamente.

Pues eso, que hoy tocaba mi primera “reunión” con el cole del pequeño gran hombrecito. Entraría en Octubre, con 17 meses ya. Ahora toca esperar las listas provisionales de admitidos, para ver si hemos conseguido plaza y después de las valoraciones oportunas, la subvención, que ya os la digo yo: cero patatero, pero bueno.

El caso, es que siempre me ronda como madre primeriza, ese sentimiento de culpa al buscarle un sitio donde dejarlo, con gente ajena. Si, esos son los pensamientos maravillosos y boicoteantes de mi querida mente pensante.

Aunque he esperado, porque con 4 meses me parecía muy pequeño y pensé que podría apañármelas (y así ha sido con sus más y sus menos), ahora es más mayor y él necesita desfogar y yo necesito trabajar. Si estoy con él, no puedo trabajar y él se pone furioso y se estresa. Bueno, en realidad creo que la única que se estresa soy yo, entrando en ese bucle precioso que tenemos muchos días de cogeniño-sueltaniño-niñollora-duermeniño-niñonoquiere-todoeldiaechado. Y es que el estado emocional de la madre contagia al niño y viceversa, aunque no debería pasar porque somos adultos, pues pasa, claro que sí. Y no hay nada peor que una madre estresada, bueno si, una madre psicóloga estresada. De farmacia de guardia.

Así que, a pesar de que esta semana con los dichosos dientes y su mamitis profunda no me deja ni mirarme en el espejo, al salir de la guarde (a la que he ido rauda y dispuesta) iba satisfecha, porque me gusta la directora, el entorno en sí, está a dos minutos de casa  y me parece que el centro tiene una filosofía buena de trabajo (me hubiese gustado llevarlo a un centro Montessori, pero el único que he visto con este enfoque está en un pueblo y no me viene nada bien, así que aplicará mamá Montessori en casa. En otro post os cuento).

Pero el familiar sentimiento de culpa, que es la lapa pegada al cachete trasero de una madre, ha aparecido y me ha dicho “hola querida, ¿creías que no iba a saludarte esta vez? Mala madre, ya estás pensando en dejarlo con extraños cuando es tú responsabilidad, con lo pequeño que es y blablablablabla. Y ahí llega ese pellizco inevitable en el estómago, que te hace sentir mal. Sin embargo, esos pensamientos sin fundamento y que solo quieren como siempre hundirte en la miseria, deben ser relegados al rincón de pensar. O sea, que los mandes a hacer puñetas. Bye bye.

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Al principio, supongo que costará, pero tanto él como yo nos acostumbraremos. En la reunión, ha sido curioso como dos mamás hablaban de eso mismo que yo estaba sintiendo, la maldita CULPA y la pena de dejarlos. Ellas les llamaban cárcel, a mi ese extremo me parece excesivo, más que nada porque a las 13.30 está el tío en casa comiendo como un señor…

Leerás Post de profesionales, que te digan que hasta los tres años el niño tiene que estar 24h con su madre o si trabajas con alguien de tu confianza, que las guarderías solo traen problemas de apego y virus que pueden prevenirse, que los niños antes de los tres años no tienen interés en socializar, que……. Yo creo que antes de sentenciar y GENERALIZAR hay que valorar las circunstancias de cada madre. Hay madres que no tienen con quien dejar a los peques, hay madres que no tienen a la suya para hacerlo con la confianza y la tranquilidad que corresponde, ¿no es entonces mejor que la madre pueda trabajar sin estresarse? Una madre frustrada contagia al bebé, ya que son esponjas y al final la relación con su hijo se resiente, la relación de pareja se resiente….Y vuelve la culpa.

En fin, pajas mentales y galimatías que vienen y van y que procuras mantener a raya. La dichosa culpa y el plantearte siempre si lo estás haciendo bien o no o… ¡STOP! ¿Qué me dice mi sentido común ? Mi sentido común y la psicóloga que llevo dentro a dúo, me dicen que es lo mejor para AMBOS, que yo estaré más relajada y tranquila, cosa que a él le vendrá bien (nadie quiere una madre con cara de puerro podrido), podré hacer mis cosas, tendré tiempo por las mañanas para aprovecharlo y recuperaré parte de mi rol como persona humana. Él aprenderá cosas a través de la estimulación, con personas que no se estresan porque no llegan a nada, sino que se dedican a eso, se relacionará con iguales, y todo ello contribuirá a su desarrollo cognitivo y su relación con el medio que le rodea. Todo ventajas. Nada más que decir Señoría…

Y vosotras ¿os habéis sentido así antes de llevarlos a la guarde?

Five clever children are playing on the floor in the kindergarten

 

Besos.

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Sara

 


Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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