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Nos pasamos la vida, esperando que llegué ese ascenso, ese premio de la lotería, ese estado emocional pleno y constante de alegría, buscando la felicidad a toda costa, que me quiera fulanito, pesar X, quitarme de fumar….

Creamos expectativas irreales o inalcanzables e incluso, no siempre tan inalcanzables, pero de alguna manera, nos olvidamos de disfrutar del proceso, de fluir con lo que nos sucede, de vivir…

Y cuando ya no esperas esa llamada, ese abrazo, ese golpe de suerte, ese dinero imprevisto, esa persona ideal…llega. Todo llega cuando nos relajamos, aceptamos y proyectamos seguridad y tranquilidad. Porque quizás ya lo damos por perdido, la tensión desaparece. La distracción de lo verdaderamente importante también.

Pasa, por ejemplo, en esas parejas, que ansían por encima de todo ser padres. Lo intentan por activa y pasiva, ella marca sus fechas fértiles y se disponen a la batalla amorosa, casi por obligación, como dos maquinas. Simplemente fijándose en el objetivo. Cuando eso no da los resultados esperados, se someten a todo tipo de costosos tratamientos de fertilidad, sin éxito. Y es, cuando asimilan que no serán padres, cuando lo aceptan, incluso cuando inician un proceso de adopción, cuando sucede. Ella se queda embarazada. ¿Magia? No, relax. El estado de estrés que genera la expectativa frustrada, la tensión acumulada, hace que no sea posible concebir.

Igual pasa en el deporte, cuando los deportistas se centran en exceso en el objetivo, se ponen nerviosos, tensos y esto distrae, baja el rendimiento y consiguen malos resultados. Jugar para ganar,pero sin que importe el final. Ahí, es cuando los resultados son excepcionales.

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En la vida es igual. Te centras en conseguir una pareja. Tensas tus músculos cual pavo real y mides cada palabra cada gesto, intentando resultar atractiv@. Dejas de fluir, de ser espontáneo, de ser tú. Y el resultado es,casi siempre nefasto. Nada cuaja, no hay pareja que valga. Y cuando ya no lo esperas, aparece esa persona que supera todas tus expectativas. Y ahí no acaba la cosa. Cuando estas felizmente emparejado, eres un imán y te llueven las ofertas. ¿Es la vida una asquerosa burlona? Es posible, pero lo más probable es, que al relajarte y no esperar nada, tu actitud sea positiva y tus actos y decisiones generen cosas acordes. El llamado Karma. Recibes de la vida lo que proyectas, recoges lo que siembras, pero a veces, el proceso de plantar y esperar no lo llevamos bien. Todo llega a su momento, solo hay que avanzar y aportar, sin esperar nada a cambio. Como diría el médico norteamericano Deepak Chopra,  “Eso no significa que renunciemos a la intención,ni al deseo. Renunciamos al interés por el resultado”.

Quizás no encontremos una explicación lógica, pero a menudo esto es así, y se basa en la premisa del desapego. La no necesidad. El ir más ligeros de equipaje,nos permite hacer nuestro viaje de manera más fácil y disfrutar más de él.  De esta manera, estarás más receptivo a las cosas que verdaderamente importan, sin desear demasiado. Dando gracias a lo que tenemos en el momento presente y creyendo en nosotros mismos.

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A grandes expectativas, grandes decepciones…

Categorías: Blog

Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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