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Ir al médico de cabecera, decirle que tienes ansiedad y que te recete una caja de pastillitas para solventar el problema. Ir al médico de cabecera y decirle que estamos muy tristes y con ansiedad, que no podemos dormir y que a fulanita de los palotes le fue muy bien tal pastilla o que tú tomaste tal otra y que la quieres tomar de nuevo. Plum! Recetón al canto.

En muchos casos, el problema será de los médicos que recetan sin pensar en los efectos secundarios de aquello que están recetando; DROGAS, sin querer ahondar más en el origen de esa sintomatología y su tratamiento. Total, si son profesionales de la salud, no hay que reparar en eso tampoco…Porque si nos duele el estómago, podemos tomar algo puntual para mitigarlo, pero la historia está, en averiguar el origen del dolor para solucionarlo ¿no? Pues lo mismo.

Pero en otros casos, estoy segura de que el profesional de la salud, le recomendará al susodicho paciente un servicio de psicología, para trabajar su problema, y en muchos casos es el paciente, el que dirá “¿Psicólogo? No hombre, con las pastillas se me pasa”. Y aquí paz y después gloria. Y esa es la realidad. Personas que llevan años automedicandose por su cuenta, tomando las dosis cuando les da la real gana, ADICTAS  de por vida a una caja de drogas legales, que le hacen más llevadero un sufrimiento, que intentan enmascarar, para no darse cuenta en muchos casos, que la solución a sus pesares pasa por un trabajo quizás que requiera más esfuerzo por su parte, pero más eficaz y más saludable.

imagesSi muchas personas, supiesen la bomba de relojería que se meten el cuerpo…quizás se lo pensaran antes. Unas sustancias, que no pueden dejarse de tomar así cuando uno quiere, sino que tienen que retirarse por prescripción facultativa y de manera gradual y paulatina…no deben ser muy buenas. Bombas de relojería para nuestro sistema nervioso. Creadoras de zombis y esclavos crónicos. Ocultadoras de una realidad, que nos negamos a ver y a aceptar.

Vivir drogada. Jamás lo haría. Mucho debería ser mi sufrimiento emocional para que yo recurriese a ellas. Pero estoy segura, de que jamás me ataría a ellas de por vida. Pediría ayuda para gestionar mis emociones, para tener la valentía de mirar en el pozo de mi misma.

Eso es lo que tememos, enfrentarnos a nuestros demonios, darnos cuenta de que tienen el poder que nosotros les otorguemos, mirar entre nuestras sombras y aceptarlas como parte de lo que somos, de lo que nos hace únicos. Y pedir ayuda. Cuánto cuesta, levantar un teléfono y pedir cita para que un profesional nos oriente. Generalmente, preferimos medicarnos, esperar que pase el tiempo, y encontrarnos entonces en una tesitura muy peliaguda, (mucho peor que estábamos al principio) para entonces reconocer que necesitamos ayuda.

Cuanto antes se trabaje, mejor pronóstico y más fácil es todo.

Las pastillas no solucionaran nada. No cambiaran tu realidad. No te ayudaran en lo más mínimo. No te engañes. (Si estás de acuerdo grítalo en twitter)

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Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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