Dejar ir, despegarse de aquellas cosas materiales efímeras, que no significan nada, que son reemplazables, que solo suponen un lastre.
Dejar ir a aquellos a quienes amamos, aquellos que nos aportaron tanto, que tanto peso tienen en nuestra vida, en lo que somos, en lo que seremos. Dejar ir a los que se cruzaron en nuestro camino pero decidieron no quedarse, no apostaron por nosotros. Soltar cuerda y ceder al paso del tiempo, a lo finito de la vida, supone un acto de amor por nuestra parte, liberándonos y liberando al otro, dejándolo marchar en paz, sin remordimientos, sin agarrarlo por capricho, ni por esclavitud, dejando que todo fluya, como debe ser, sin rencor, ni porqués, solo aceptando.
Porque dejar ir, es sobre todo, aceptar, aceptar que ya no volverá, que no te pertenece, porque nunca fue tuyo sino del mundo. Dejar marchar, y ver en ese acto un acto de amor propio en muchos casos, de protección, de dignidad. Sin desear nada malo, solo sabiendo que llegó cuando tuvo que hacerlo y se marchó cuando ya no era necesario, aprendiendo de todo aquello que sobrevuela nuestra vida, dejando un hueco en nuestra alma a todos aquellos que dejaron un trozo de la suya.
Dejar ir, es amar al otro en su decisión, en su momento de irse, es a pesar de no entenderlo tal vez nunca, respeto y aceptación del deseo ajeno.
Y así, dejando ir, continuamos nuestro viaje ligeros de equipaje, con más facilidad para saltar, brincar y volar. Sin apegos, simplemente libres, viviendo al dia, sin hipotecar nuestro pensamiento, deleitándonos con cada experiencia que se nos ofrezca.
Y así, sin esperar un reencuentro, quedándonos solo con cada momento, con la esencia misma de nuestro cruce de caminos, quizás, solo quizás y sin esperarlo volvamos a encontrarnos, allí donde lo material no existe, donde seamos solo luz, donde nuestra esencia pueda tocarse y fundirse eternamente.
Porque a la vida terrenal vinimos desnudos, sin nada y con todo y así es como tendremos que marcharnos. Sin cadenas y con la certeza de que solo aprisionaste cada instante, lleno de magia… y todo lo demás…
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