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El “Síndrome de Fortunata” es el nombre que se le ha dado a una modalidad de dependencia emocional muy concreta: relaciones afectivas que algunas mujeres desarrollan de manera repetida hacia hombres casados.

No se trata de ninguna enfermedad ni  trastorno psicopatológico, sino que el término “síndrome” se usa para integrar un conjunto de patrones de conductas (pensamientos, emociones y actos) que algunas mujeres* repiten vinculandose con hombres casados. La novela de Benito Pérez Galdós Fortunata y Jacinta (1887) es la fuente inspiradora que le da nombre a esta tipología dependencia emocional, basándose en su protagonista, enamorada de Juan, hombre casado, y cuyas características son típicas al repetirse y ser comunes en estas relaciones de dependencia.

Características comunes del “Síndrome de Fortunata”:

  1. Sentimiento de enamoramiento por un hombre, casado con otra persona a la que no piensa dejar. 
  2. Fidelidad y lealtad férrea hacia ese hombre. Dejaría todo y asumiría cualquier riesgo, si la persona objeto de su amor así se lo pidiera.
  3. Ambivalencia de sentimientos hacia la pareja oficial. Rencor por creer que le ha arrebatado algo que le pertenece, pero al mismo tiempo deseo de ser ella, de imitarla e incluso de ser amigas.
  4. Creencia irracional y fantasía de que las circunstancias cambiarán, dejará a su mujer y ellos acabarán estando juntos.
  5. Creencia de que la vida no tiene sentido alguno si no está con ese hombre. 
  6. Creencia irracional, de que su amor lo puede todo y al final pondrá las cosas en el lugar justo. 
  7. El enganche emocional persiste a pesar de lo que haga o diga el hombre. Se le perdona todo. 
  8. La gratificación inmediata que se obtiene al estar con el hombre, mantiene y refuerza la relación, a pesar de las consecuencias negativas o la merma de su propia evolución vital.

 

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Algunos estudios al respecto (Akhtar, Oala y Tuch) establecen como factores de personalidad característicos de las mujeres* que desarrollan este tipo de dependencia emocional, rasgos típicos del trastorno límite, ansiedad, inseguridad personal, baja autoestima y miedo a la soledad, fundamentalmente.

Posible origen de este tipo de dependencia emocional:

  1. Patrones educativos de dependencia. Como siempre el núcleo de origen donde se han aprendido los patrones sociales con los que nos desenvolvemos en nuestra vida diaria, pueden incluir esquemas disfuncionales, tanto de manera tácita como inconsciente.  Haberse educado en un ambiente, donde el rol de la mujer es de dependencia y subordinación a un hombre influirá en la futura personalidad. Además el hombre casado, se valora como alguien con experiencia y madurez, alguien capaz de aportar seguridad, paternalista, cuya trayectoria vital es robusta y con más autoridad.
  2. Autosacrificio.De la misma manera, en un ambiente educativo donde se inculque el sacrificio personal de las mujeres y el deber de dejar de lado los propios deseos y necesidades, será un factor de mantenimiento de este tipo de dependencia.
  3. Sentimiento de culpa. Cuando ya se está inmerso en ese bucle de dependencia, se origina como atadura añadida y factor de mantenimiento, el sentimiento de culpa y la pena de dejarlo., creyendo que sufrirá mucho si lo hace.
  4. Mitos sobre el amor disfuncionales. Es muy común por desgracia que en la actualidad, muchas personas tengan como esquemas mentales propios mitos de amor romántico y del poder sobrenatural del amor que nada se asemejan a la realidad y que solo favorecen el mantenimiento en relaciones altamente tóxicas.
  5. Distorsiones respecto a la convivencia de pareja. Cuando una relación es extra oficial, no existe la rutina y esta pareja paralela vive anclada en la fase de enamoramiento : ilusión, capricho, sexo…sin las complicaciones propias de compartir hijos, tareas domésticas ni cuestiones económicas. Este tipo de relaciones por tanto, se bañan de un halo de falsedad, que nada tiene que ver con la cotidianeidad y madurez de una pareja que convive y está comprometida.
  6. Baja autoestima.  El hecho de aceptar ser “la otra”, parte de una falta de dignidad y amor propio.

 

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En el trabajo terapéutico con este tipo de dependencia emocional, al igual que con cualquier otra, se iniciará con la identificación del problema, se fomentará el retomar actividades auto nutritivas y la independencia funcional, así como la salida del aislamiento social que habitualmente se genera en torno a este tipo de relaciones de dependencia.

*NOTA: En el post hablo de relaciones heterosexuales entre un hombre y una mujer, pero quiero puntualizar que este tipo de dependencia emocional también se da en las relaciones homosexuales.


Sara

Enamorada de la vida y de las pequeñas cosas.

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