En las adicciones, existen dos modalidades de intervención; la residencial, en la que el paciente es separado de su contexto, para ingresar en un Centro de Rehabilitación, durante el tiempo que los facultativos que lo evalúen, estimen conveniente (en función de la gravedad de la adicción y de sus factores personales), y la intervención a nivel ambulatorio,en la cual, el paciente, no ingresa en ningún centro, sino que acude a sesiones terapéuticas semanalmente.
El hecho de elegir una u otra modalidad, se basa principalmente, en la imposibilidad o no por parte del paciente, de cumplir su tratamiento sin renunciar a su ambiente. Si existe un gran riesgo de recaída, o no es posible la abstinencia si el paciente sigue en su entorno, se deriva a ingreso residencial.
El tratamiento ambulatorio, requiere de mucha motivación, esfuerzo doble (ya que no está aislado y puede adquirir la sustancia cuando quiera) y mucho apoyo por parte de la familia. Además de su terapeuta de referencia, es muy positivo que el paciente tenga un “coterapeuta”, alguien de su núcleo mas personal, que informe al terapeuta del cumplimiento o no de las pautas de intervención.
Se requiere un cambio global, en la mayoría de los casos, de la vida de la persona, ya que la adicción, por desgracia, cuando se acude a tratamiento, ya ha deteriorado notablemente todas o casi todas las esferas relevantes: trabajo, pareja, relaciones sociales, familia, economía, etc. Se trabaja por tanto en dos fases:
1. Desintoxicación: El objetivo fundamental es la abstinencia de la sustancia/as, a la que el paciente es adicto. Se lleva a cabo tratamiento farmacológico, en el caso de que sea necesario, prescrito por un médico. Se trata de limpiar el cuerpo del tóxico y vencer el síndrome de abstinencia, que es diferente para cada sustancia. Trabajo con un psiquiatra especializado en adicciones a nivel privado, aunque la prescripción médica, se puede hacer por el médico que el paciente desee (Seguridad Social o privado).
2. Deshabituación: Pasados los primeros días de desintoxicación física, se lleva a cabo lo mas complicado: La desvinculación psicológica de la sustancia. Para ello se lleva a cabo una evaluación individual, de las necesidades del paciente y partir de ahí, se elabora un tratamiento individualizado, que incluye:
-Sesiones terapéuticas semanales, con una frecuencia de dos a la semana, durante los primeros 6 meses de abstinencia y de una semanal de seguimiento, durante los 6 meses siguientes. A partir de ahí, se pactaran las sesiones mensuales.
En estas sesiones se establecen las pautas que el paciente tiene que llevar a cabo, entre las que se incluyen de manera general, en la primera fase de la deshabituación: Cumplimiento de horarios específicos, no salir de noche, no acudir a los sitios de consumo, ejercicio físico, llamar al terapeuta en momentos de necesidad o deseo de consumir… Se trabajan diferentes áreas, desde la motivación, la ira, la asertividad, etc.
– La posibilidad de entrenamiento personal, individualizado, que ayudará en la fase de desintoxicación y de deshabituación de manera muy potente, dada la filosofía del deporte y sus beneficios asociados. Si el paciente no quiere este entrenamiento personal, deberá igualmente llevar a cabo una rutina de ejercicio físico, aunque ya no existirá este seguimiento por parte del entrenador.
– Seguimiento y atención telefónica. En el ámbito ambulatorio, cualquier disparador, ya sea emocional o condicionado por estímulos externos, puede originar el deseo de consumo y la posterior recaída si no existe un freno. La llamada al terapeuta, es esencial en el tratamiento ambulatorio, y así se le hace saber al paciente desde el principio.
–Las analíticas de orina, serán llevadas a cabo sin previo aviso, a lo largo de todo el tratamiento. No se trata de “pillar” al paciente, sino de llevar un control, de manera que le sirva de refuerzo por no consumir y de freno frente al deseo.
–Intervención familiar: Este punto es esencial. A menudo, en las intervenciones ambulatorias, a nivel privado en adicciones, la familia es la gran olvidada, sin embargo, es un factor primordial. En la familia, es donde el paciente se muestra tal y como es, convive cada día, por tanto ellos, se convierten los ojos del terapeuta. Asimismo, en muchos casos, sobre todo en adolescentes, existen patrones disfuncionales en el núcleo familiar, que hay que trabajar, ya que sin ese cambio global, el mantenimiento de la abstinencia es muy complicado. En muchos casos, también, cuando se solicita ayuda terapéutica, la adicción ha destrozado literalmente, las relaciones familiares o de pareja, con el consiguiente sufrimiento emocional, por parte de los familiares, sobre los cuales también hay que intervenir.
Tanto a las familias como a los pacientes se le explica que es la adicción, y cuáles son las pautas a cumplir así como las conductas que acercan al paciente al consumo: manipulación, mentira, impulsividad, intolerancia a la frustración, dependencia emocional…etc. Conductas que el paciente, en la mayoría de los casos, lleva emitiendo desde hace mucho tiempo, por tanto, ya son automáticas y forman parte de su repertorio cotidiano.
La adicción, desde el enfoque en el cual yo trabajo, es el resultado de muchos factores: vulnerabilidad genética, personalidad, ambiente, educación, etc. Sin embargo, si hay una cosa cierta y es que la adicción MODIFICA los centros cerebrales encargados del refuerzo y la recompensa. Por tanto ya no solo hablamos de psicología, sino de anatomía cerebral.
No todos aquellos que consumen sustancias desarrollan una adicción. por tanto, una vez, que se sabe que uno es vulnerable a la adicción, debe concebir esto como algo crónico. Al igual que los alérgicos a determinada sustancia no pueden probarla, los adictos tampoco pueden tomar ninguna sustancia psicoactiva (todas actúan activando los mismos núcleos cerebrales) y por tanto su vida, en adelante deberá ser libre de toda droga. Incluido el alcohol. La abstinencia al alcohol, es la parte que más cuesta que los pacientes adictos, entiendan. Al ser aceptada culturalmente y ser legal, no somos conscientes del alto poder adictivo que tiene, y de la droga tan potente que es. No consumir ninguna sustancia psicoactiva (que influya en el sistema nervioso), no es una pérdida. ES UNA GANANCIA SIEMPRE.
Recuperar las riendas de tu vida, disfrutarla sanamente y eligiendo por ti mism@, es una realidad que puedes lograr llevar a cabo. Cuesta esfuerzo, pero será el esfuerzo mejor invertido que lleves a cabo jamás. Para mí como terapeuta, las adicciones son un trabajo muy costoso a nivel emocional, pero enormemente reconfortante. No renunciaría nunca,a ver los cambios abismales que veo, tras la recuperación de un adicto. Creo que tras ese trabajo y ese acompañamiento intenso, un pedacito de mi, se queda unida siempre a esa persona.
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1 comentario
ROCIO PACHECO · 16 agosto, 2015 a las 11:05
UN FAMILIAR CONSUME DROGA.VIVIMOS EN UN PUEBLO DE CADIZ.ME PODRIAS RECOMENDAR A ALGUIEN PRIVADO?ESTAMOS DESESPERADOS Y LO QUE VISTO TUYO NOS GUSTA PERO NO TENEMOS RECURSOS PARA PODER IRNOS A GRANADA.